Un verano en Oxford: entrevista a Cristina María Gil
¿Estás pensando en viajar a Oxford este verano a estudiar con nosotros? A Cristina siempre le había gustado y con apenas 15 años emprendió su primer viaje sola. Nos cuenta como vivió ese viaje y esperamos que te sea de mucha ayuda para saber todo lo que te vas a encontrar si la siguiente que viaja eres tú 🙂
¿Cómo nace la idea de viajar al extranjero tan pequeña?
Soy hija de padres viajeros. Hice mi primer viaje a Navarra con 3 añitos a la espalda de mi padre, desde entonces no hemos parado de movernos por el mundo. A los 15 me propusieron realizar mi primer viaje en solitario, al que acabé acudiendo con mi prima (adivinad cual era). Al principio dudé un poco porque tres semanas parecían demasiadas y más a un lugar que tenía hasta mar de por medio. Al final casi me amarro al palo del meeting point para no irme.
¿De entre todos los destinos, qué te llamó la atención de Oxford? ¿Por qué lo escogiste?
Como buena millennial puedo decir que Harry Potter rige nuestras vidas en al menos un 20% y a los 15 años este porcentaje se eleva al 80%. También para poder comprarme la típica sudadera, pero en versión “original”.
¿Qué destacas de tu estancia en la residencia?
Mi estancia fue en residencia, en Paul Kent Hall. Fue una de las mejores experiencias que recuerdo hasta el momento, pues cada día ocurría algo nuevo. Me acuerdo de no tener datos y quejarnos por no poder subir fotos a tuenti. No podíamos saber nada de lo que pasaba fuera de Oxford, por lo que teníamos que entretenernos como se pudiera.
Un día acabamos todos en modo piña alrededor de una tele antigua viendo el único canal que se escuchaba en español (un canal cristiano que daba misa desde Ecuador). En la escuela (nosotros dábamos las clases en la Brookes Universtiy, que tenía un lounge muy chulo, por cierto) nos dividieron en grupos e hice amistades con gente de distintas nacionalidades. Todavía sigo en contacto con Philip y Melissa (ambos de Dinamarca).
¿Cómo encontraste la escuela?
La escuela venía preestablecida en el paquete que escogí. Pero vaya, 10/10 . El personal era majísimo y los alrededores preciosos. Sólo espero que hayan arreglado una puerta de emergencia que hacía saltar todas las alarmas cada vez que te apoyabas en ella y corrías riesgo de infarto.
¿Crees que se aprende y se mejora el nivel de inglés haciendo un curso de idiomas en el país extranjero?
Depende mucho de la persona. Te pueden inculcar aprender inglés desde muy temprano (como fue mi caso), pero hasta que no tienes un objetivo o una motivación clara de por qué lo estás haciendo no aprendes realmente. En mi caso, ésta motivación fue el boom de Justin Bieber, el cual daba muchas entrevistas que estaban subidas a YouTube sin subtitular y tuve que aprender inglés para saber qué demonios decía.
Luego, esta motivación se vio muy reforzada por el hecho de que en Oxford me gustaba un chico danés y tenía que ligar con él de alguna manera que me entendiera. Aunque pensándolo bien, quizás cuando más aprendes es cuando ya te has ido del curso, pues quieres mantener las amistades que probablemente hayas hecho con gente al otro lado del charco o a varios kilómetros de distancia y aprendes muuuuucho vocabulario con ayuda del traductor.
En esas semanas, ¿cómo fue tu día a día? ¿Cuál era la rutina de un día entre semana? ¿Y los fines de semana?
Me acuerdo que nos levantábamos tempranísimo (o nos acostábamos muy tarde) y aun así se nos escapaba siempre el U2 hasta la universidad, porque los rusos eran más disciplinados que nosotros y se iban a una parada de antes para cogerlo, y cuando llegaba a nuestra parada el bus ya estaba “full”. Cuando cogíamos el bus a tiempo, íbamos directos a la “cantine” con nuestros “meal tickets”.
El mejor momento del día para todos porque el desayuno estaba buenísimo y los leaders traficaban con nutella dándonos más de la que se podía, pues nos correspondía sólo 2 por persona (aún sigo agradecida Mark).
Luego probablemente tuviéramos clases durante 3 horas o así hasta que tocaba el almuerzo donde te volvías a encontrar con todos. Había algunos que por la tarde tenían un “intensive” y no lo veíamos hasta más tarde, mientras el resto si teníamos tiempo libre íbamos al lounge. En el lounge había unos puffs gigantes azules y bastantes juegos. Si algún día conoces a alguien que haya ido a Oxford en 2012 con EF pregúntale cómo es la coreografía de “Rasputín” del just dance, que te la hace sin mirar.
Había muchos días que teníamos actividades por la tarde. Uno de mis momentos favoritos fue en una de esas actividades, donde nos montamos en unas barcas que se suponía que se manejaban con un palo gigante (sigo sin saber cómo, porque nos tuvo que remolcar otra barca que sí sabía manejarlo).
Y llegaba la noche. Las noches temáticas de EF. Cuánta pintura fluorescente me habrá manchado la ropa. Cuántos bigotes falsos habré visto llevar a los leaders nada más que para hacernos reír. El momentazo de la noche siempre era cuando ponían la canción de EF (en mi caso era Nothing Really Matters – Will.I.Am) y todos hacíamos juntos el EF dance.
Los fines de semana había actividades especiales como gymkanas o ir de visita a algún lugar. Recuerdo bailar la macarena en Trafalgar Square o encontrarme a un famoso (que sólo conocía yo) por las calles de Londres. Si tienes la oportunidad de acudir al Summeranza lo vas a flipar.
¿Cómo valoras tu experiencia?
10/10. Sin duda ha sido una experiencia que ha marcado mi vida y me ha hecho verla desde otra perspectiva desde muy temprana edad. Este viaje moldeó mi camino universitario, eligiendo turismo como carrera y sabiendo que me quiero dedicar a diseñar experiencias tan enriquecedoras como la que yo viví.
Me ayudó mucho a combatir la timidez y a aceptarme a mi misma. Cuando llevas 15 años viendo a las mismas personas todos los días se te hace muy cuesta arriba evolucionar por miedo al cambio y al rechazo. Ayudó sobre todo a conocerme un poco más a mi misma, pues hubo muchas personas que sacaron partes muy positivas de mí que no sabía que tenía (y sin que ellos supieran que lo estaban haciendo).
¿Qué es lo que nuca olvidarás de este viaje?
En la adolescencia, todo adquiere una importancia abismal (e irreal). Antes de Oxford, veía las opiniones que podía tener la gente sobre mi más importante que la que tenía yo de mi misma. Al viajar y salir de la zona de confort, conoces a tantas personas con tantas nuevas opiniones sobre ti que te replanteas la forma de tomarte las cosas. Esto no quiere decir que ahora no me importe, lo único es que te ayuda a que te importe menos. Nunca olvidaré lo aceptada que me sentí entre tantos desconocidos. Fue una experiencia liberadora.
¿Por qué repetirías?
Porque es muy distinto a todo a lo que estás acostumbrado. Todo en esas tres semanas, 4 semanas… adquiere una atmósfera diferente y positiva. Todas las personas que puedas conocer está en el mismo mood que tu: compañeros, leaders, profesores, monitores, el de la cafetería, el de seguridad… Todos tienen algo que enseñarte, no sólo un nuevo idioma, sino nuevos valores. Recordarás ese verano como el verano de tu vida, te lo digo yo que ya han pasado 7 desde entonces.
¿Qué le dirías a una persona que está indecisa sobre viajar al extranjero en verano?
Precisamente si no sabes si hacerlo o no, es por lo que lo tienes que hacer. Una vez allí las cosas se vuelven mucho mucho más claras.
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Te dejamos algunas imágenes para que conozcas cómo Cristina disfrutó de su estancia en Oxford.