EF Stories: Carla en EF Roma
Aún recuerdo el momento en el que me dijeron que sería una EF Global Intern en Roma. Estaba tan emocionada, sentía la adrenalina recorrer todo mi cuerpo y no podía creer la increíble experiencia que estaba a punto de vivir. Nada pudo haberme preparado para la realidad, Roma superó todas mis expectativas.
Desde que me bajé del avión, había un transfer esperándome para llevarme del aeropuerto hasta mi nuevo hogar, así que, aunque los nervios de estar por primera vez en Italia me mataban, sabía que estaba completamente segura.
Fue desde ese momento que conocí a personas de EF, durante el trayecto hablé con un estudiante japonés que también llegaba a Roma y que se quedaría en la misma residencia que yo; BB Travestere, que está en una agradable zona en Roma a solo 15 minutos en tranvía de la escuela y hasta 30 minutos caminando, dependiendo de cuánto tiempo te distraigas admirando la preciosa arquitectura romana.
Me encantó totalmente vivir la experiencia en una residencia con personas de tantos países diferentes, ¡ya hasta tengo planes de visitar a algunos de los amigos que hice!
Como Global Intern, una de mis responsabilidades fue trabajar como consejera en la residencia, por lo que tenía que ayudar a los estudiantes de EF que se alojaran ahí. Vivir en ese lugar definitivamente me ayudó a comprender mejor a los estudiantes, interactuar con ellos y poder así apoyarlos mejor.
Otra de mis tareas fue hacer que los estudiantes se sintieran como en casa a su llegada el fin de semana, acompañarlos a la escuela el lunes por la mañana, y si hacíamos alguna actividad durante el fin de semana, me aseguraba de que llegaran a tiempo al punto de reunión. En general, me encargaba de que se sintieran apoyados y cómodos durante su estancia.
De lo que más me gustó fue conocer tan bien la zona alrededor de la residencia para poder recomendarle a los estudiantes restaurantes y gelaterias para pasar un buen rato después de clases. No todo fue fácil, claro, ayudé a varios estudiantes con sus citas con el médico y haciendo que se sintieran cómodos en su hospedaje.
En la escuela, era un poco diferentes. Los lunes por la mañana recibía a nuestros nuevos estudiantes dándoles un recorrido por nuestra escuela y sus alrededores, respondiendo sus preguntas durante la presentación de bienvenida y acompañándolos a sus clases. Además, ayudaba al director académico de la escuela con las pruebas de expresión oral asegurándome que todos los estudiantes estuvieran en el nivel y SPIN correctas.
Lo que me encantó de Roma es que la mayoría de las actividades son gratis. La ciudad entera es un museo viviente, caminar por sus calles es caminar en historia y arte. Algunas otras actividades se centraban en la comida o en que los estudiantes puedan disfrutar la vida nocturna de la ciudad.
Aunque estar en la escuela era la parte central de ser Global Intern, también pude disfrutar de las ventajas de vivir en una nueva ciudad por lo que tuve tiempo de explorar y conocer Roma. Durante mis 2 meses en Roma probé las pastas romanas de diferentes restaurantes en una misión personal para encontrar la mejor de la ciudad, pero esa búsqueda merece su propio artículo.
Saborear los gelatos intentando encontrar el mejor fue imposible porque todos sabían tan bien, aunque sí probé algunos increíbles que me dejaron boquiabierta. Además, visité los mejores sitios turísticos (y algunos lugares secretos en Roma) con los amigos de todas partes del mundo que hice.
Mis amigos necesitan su propia mención. Algunos dicen que no es el lugar, sino la gente que conoces; en mi caso fueron tanto las personas que conocí como la ciudad lo que hicieron de esta experiencia la mejor. Esta combinación hizo que cada uno de los recuerdos fuera aún más especial. Hacer amigos de diferentes nacionalidades definitivamente ayuda a practicar los idiomas que sabes y abre tu mente a cosas que probablemente no habías considerado antes.
¡También aprendí que los dulces mexicanos no son para todos - jajaja! Pero, sobre todo, gané una familia con la cual desayunar, comer, cenar, visitar museos, hacer picnics o simplemente relajarme y escuchar música. Todos los recuerdos que hice con ellos se quedarán por siempre en mi corazón y sé que nos volveremos a ver, aún si viven al otro lado del mundo.
Dicen también que las acciones son más fuertes que las palabras, y si aún queda alguna duda de lo mágica que fue mi experiencia en EF Roma como Global Intern, sólo diré que despedirme fue una de las cosas más difíciles que he hecho. Así que, si estás planeando visitar una ciudad para aprender de la cultura, la comida, el arte, y claro, un nuevo idioma, EF Roma debería ser tu primera opción. Sé que todas las escuelas de EF son increíbles, pero créeme, no te arrepentirás. Cada día se siente como un sueño, y cada día me despertaba con una sonrisa enorme por la oportunidad que EF me dio como Global Intern.