Cosas que tu maestro de idioma desea que sepas
Cosas que tu maestro de idioma desea que sepas. La mayor parte de los estudiantes de idiomas chocan contra un muro en algún momento. Quizás porque no progresan tan rápido como les gustaría o porque les cuesta avanzar hacia el siguiente nivel, y se preguntan por qué. Bien, creo que sé por qué pasa esto, y tu profesor seguro que lo sabe. Odio tener que decírtelo, pero puede que sea el momento de que te mires en el espejo y hagas algunos cambios.
Esto es lo que tu profesor quiere que sepas sobre el aprendizaje de idiomas, y lo que espera que hagas para cambiar (si tienes en cuenta estas sugerencias, seguro que avanzarás mucho más rápido).
Los amigos de clase pueden ser tus enemigos
En la típica clase de lengua extranjera hay estudiantes de todo el mundo. Al principio, todos —bueno, ¡todos menos ese estudiante que rebosa confianza! — miran nerviosos a su alrededor, analizando a sus compañeros de clase para encontrar un amigo con quien sentarse. Muchos dan el en clavo: un estudiante con el mismo idioma nativo. Alguien con quien hablar y hacer los trabajos. Alguien que te comprende. Genial, ¿verdad? ¡No! Cuando estés en clase, tu nuevo amigo es más bien tu enemigo o, al menos, un enemigo para tu aprendizaje. Si tomas por costumbre sentarte con él o ella, tu progreso se ralentizará. Será así porque acabarán sintiendo la tentación de hablar en su idioma y dejarán de esforzarse en clase. En resumen: sabotearán tanto su expresión oral y como su comprensión oral.
Soluciónalo: si tienes algún amigo en clase que hable tu idioma, se pueden saludar antes de que empiece la clase, pero deben estar separados hasta que se acabe. Durante las clases intenta sentarte cada vez con un estudiante distinto o, por lo menos, con uno que no hable tu mismo idioma. Interactuar con estudiantes de distintas habilidades e idiomas te obligará a comunicarte de manera más efectiva y hará que aprendas más rápido.
Las tareas tienen un propósito
«…y esa será su tarea para la siguiente clase», dice el profesor al finalizar. «Perfecto», piensas mientras lo anotas en tu cuaderno. Tus intenciones son buenas… pero, cuando llega la siguiente clase, ni has abierto el cuaderno. ¿Tarea? ¿Qué tarea? «Ah, bueno», dices. «No me afecta». Pero, lo creas o no, tu profesor no te deja tarea porque le guste el sonido de su voz, es para ayudarte a aprender consolidando en tu mente el contenido para la siguiente clase. Aprender un idioma extranjero —como cualquier otra cosa— exige tiempo y esfuerzo, y dar un par de clases a la semana no te hará avanzar si no repasas entre las mismas.
Soluciónalo: haz tus tareas tan pronto como acabe la clase. Para crear el hábito, prémiate haciendo tu tarea después de clase en tu cafetería favorita, o cómodamente en tu sofá con una bebida caliente. Para ganar más puntos; tómate en serio el autoestudio y haz tus propias tareas entre clases: ve películas y busca las palabras nuevas que escuches, aprende letras de canciones o cambia el idioma de las aplicaciones de tu móvil y úsalas ese idioma.
Las metas no son solo para los deportes
Chicos, este asunto de aprender idiomas no es nada fácil. Lleva tiempo, es difícil ver el progreso cuando se está en ello y, a veces, uno se siente estresado y frustrado. Los profesores lo ven todo el tiempo. Lo que también ven, sin embargo, es que a los estudiantes que tienen objetivos claros les suele ir mejor. Los mejores objetivos son aquellos que son específicos, suponen un cierto reto y tienen plazos de ejecución bien definidos. Estos objetivos funcionan bien porque centran la atención en tus puntos de enfoque actuales y señalan tu progreso.
Soluciónalo: determina claramente tu objetivo de una manera positiva (p. ej., Para octubre seré capaz de hablar con la madre de mi pareja en alemán) y unos cuantos pasos para conseguirlo (Tengo que aprender a hablar sobre mi familia, mi trabajo, lo que me gusta y lo que no me gusta). Escribe tu objetivo y comprueba tu progreso regularmente. Algunas personas también encuentran útil contar sus objetivos a algún amigo, para obligarse a ser responsables.
Es fundamental que te esfuerces si quieres tener éxito
Una de las cosas más difíciles para los profesores es ver que sus estudiantes no se toman sus estudios en serio. En realidad, esos estudiantes —los que llegan tarde usando su teléfono móvil, no hacen sus deberes y se sientan en clase con su mejor amigo— están malgastando su tiempo y su dinero. Porque no existe ninguna píldora multilingüe, los que no hayan crecido en un entorno bilingüe tendrán que trabajar si pretenden aprender un idioma. ¡Así que no seas ese tipo de estudiante! Ponte a ello y esfuérzate.
Soluciónalo: al igual que en las carreras de larga distancia, el aprendizaje de idiomas requiere un esfuerzo sostenido en el tiempo; ¡no es un sprint! No te pongas a hacerlo todo dos horas antes de clase, dedica todos los días entre 20 y 30 minutos de trabajo. Haz tus deberes, usa tarjetas didácticas, lee o utiliza alguno de estos consejos de estudio. Una sugerencia adicional: para prepararte antes de la clase, llega con antelación y tómate unos minutos para centrarte y revisar tus notas antes de que empiece.
Puedes hacerlo. De verdad, puedes.
Si sientes que tu objetivo de aprender un nuevo idioma es inalcanzable, hay una última cosa que tu profesor quiere que sepas: ¡puedes hacerlo! Créeme, lo sé (yo fui profesora). Necesitarás unos objetivos claros, planificación y constancia, pero los resultados valdrán totalmente la pena.